UNA GAVILLA VERDE PARA MI
PUEBLO.
Valentín Andrés [Tino].
Santander (Cantabria) 2 de octubre de 2005.
Todavía no termino de entender porqué se ha levantado
una polvareda en torno a la organización del Día del Guerrillero Español
y a las jornadas que se vienen realizando desde hace años en Santa Cruz
de Moya. He de reconocer que me hubiera gustado que mi ciudad y mis
vecinos hubieran tenido el arrojo, la imaginación y la capacidad de
trabajo suficientes para que hubiera partido desde este lugar una
iniciativa como la que ellos llevan a cabo.
Hace diecisiete años, que se encargaron de quitar el
polvo a la memoria, y año tras año han estado prestándonos la
oportunidad de ser partícipes de un movimiento que pretendía recuperar
la memoria de aquellas personas que lucharon por derribar el Franquismo.
Ante esto no se me ocurre más que felicitarles, e invitarles a que no se
desanimen en su trabajo. Hay mucho que hacer, la memoria es de todos,
pero de nadie en particular. Es de esperar, que surjan disparidad de
criterios y personas que se consideren con capacidad para hacer mejor
las cosas (pues que las hagan y no desistan de hacerlo). Pero ¿Por qué
embestir contra los que llevan años trabajando? ¿A qué viene eso de
sentirse los elegidos, los auténticos? Sobran lugares emblemáticos, y
días en el año señalados en los que organizar todo aquello que nos
posibilite alcanzar el objetivo marcado.
Es el tiempo de construir, de colaborar, de compartir
iniciativas y esfuerzos con el fin de hacer llegar a nuestros
conciudadanos los valores de los que en los años cuarenta y cincuenta
intentaron construir una sociedad más justa. Hay sitio para todos,
incluso para que cada uno tome el rumbo que considere más oportuno. No
es sano empezar una senda de descalificaciones y de purgas, salvo que se
quiera quedar uno sólo al frente de la barricada. Me temo que cuando
nuestro amigo Pío Moa y similares olfateen el clima de desconfianza,
insultos y división que con estos ataques se está forjando entre
aquellos que nos sentimos identificados con esta causa, no tardará en
engordar de felicidad. Sin embargo esto no es lo peor, ni tan siquiera
lo más importante. ¿Con qué más queremos alimentar el dolor de los que
pasaron la guerra, el exilio, la cárcel, el miedo, la muerte de seres
queridos, el olvido? ¿Qué beneficio se puede sacar de este río
revuelto?.
Valentín Andrés [Tino].