TAMPOCO ESTA VEZ DIRÍAN NADA

JOSÉ GIMÉNEZ CORBATÓN
Anaya (1997)

Habla de su infancia, de ecos anteriores vinculados a la Guerra Civil y a la posguerra, del éxodo de su propia familia. Ese universo lo cifró en un lugar más o menos imaginario como Crespol, que estaría ubicado entre Ladruñán, el pantano de Santolea y Castellote. Y en ese entorno real oyó un sinfín de historias de curas, de maquis, de combatientes, de ancianas condenadas a la soledad.