Tras combatir en la Guerra Civil, Álvaro regresa al
hogar, Casa Manchada, una mansión sobre la que parece pesar una
maldición, puesto que todos los cabeza de familia han fallecido
violentamente. Durante un paseo por el campo, surge el amor entre una
joven, Laura, y el recién llegado, pero la esposa de éste descubre la
relación.
La presencia de los guerrilleros se circunscribe al
último rollo del film, cuando una partida de maquis (a los que se acusa
de matar al cura y al alcalde de un pueblo) secuestra a Álvaro, el joven
hacendado de pasado falangista que terminará muriendo --quizás bajo las
balas de la guardia civil-- cuando ésta acabe con toda la partida en el
curso de un tiroteo.