Los vencedores se ensañan con «la España roja». Unos
cuantos Republicanos, los huidos, consiguen esconderse y luego, poco a
poco, organizarse.
Entonces, los maquis, los del monte, van a erigir,
paso a paso, una resistencia estoica. En los peores momentos de la
represión franquista, en Cantabria, el maquis Ceferino Machado resiste,
desde Santander hasta los suntuosos picos de Europa.
En 1945, los maquis de Cantabria se constituyen en
Agrupación Guerrillera de Santander.
En Febrero de 1946, unos guerrilleros españoles que
han contribuido a liberar Francia, intentan llegar a Asturias.
La Brigada Pasionaria queda diezmada, pero los maquis
van a escribir en España una epopeya aún desconocida.
La dictadura considera a aquellos últimos soldados de
la República como meros «bandidos». Así aparecerán, en los textos
oficiales, hasta mayo de 2001.
Las dos figuras legendarias de aquel maquis
cantábrico, Juanín y Bedoya, caerán en 1957.