Los restos óseos encontrados en el
Cementerio General de Valencia corresponden a Teófilo
Alcorisa, padre de un miliciano de la Guerra Civil ahorcado en
1947. Un estudio antropológico y uno de ADN han verificado la
identidad de uno de los represaliados enterrados en una fosa
común, según ha informado el Ayuntamiento en un comunicado.
El ADN de
los restos de Teófilo Alcorisa, tanto del
cráneo como del fémur,
se han comparado con el ADN de sus dos hijos, Pedro y Pilar, y
en ambos casos los resultados han coincidido en un 99’99 por
ciento, por lo que, científicamente, se establece el parentesco
cierto entre ellos.
Los restos
óseos encontrados en el Cementerio General de Valencia
corresponden a Teófilo Alcorisa, padre de un miliciano de la
Guerra Civil ahorcado en 1947. Un estudio antropológico y uno de
ADN han verificado la identidad de uno de los represaliados
enterrados en una fosa común, según ha informado el Ayuntamiento
en un comunicado.
El ADN de los restos de Teófilo Alcorisa,
tanto del cráneo como del fémur, se han comparado con el ADn de
sus dos hijos, Pedro y Pilar, y en ambos casos los resultados
han coincidido en un 99’99 por ciento, por lo que,
científicamente, se establece el parentesco cierto entre ellos.
Los restos óseos exhumados de una fosa del
Cementerio General, a instancias del Ayuntamiento y en
cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica, pertenecen al
represaliado por la dictadura franquista Teófilo Alcorisa. Así
lo han confirmado los estudios antropológicos y de ADN
realizados por un equipo multidisciplinar que ha determinado la
identidad del individuo encontrado y las circunstancias de su
muerte.
La concejala delegada de Cementerios, Pilar
Soriano, ha informado este sábado del resultado de estos
estudios, “que van a permitir que se haga justicia con quien en
su día fue víctima de represalias políticas y con sus familiares
y amigos, que tienen derecho a ofrecerle un entierro digno, que
honre su memoria”.
Tras informar a la familia Alcorisa, “que
durante años ha llevado a cabo un importante esfuerzo para
recuperar el cuerpo de Teófilo y ofrecerle ese entierro digno”,
la concejala ha dado a conocer el resultado de un largo proceso.
Así, ha recordado que los trabajos
arqueológicos para la exhumación de los restos encontrados en el
Cementerio General empezaron el pasado 28 de octubre, en una
fosa común donde se suponían los restos de tres individuos
enterrados en 1971, de otros tres enterrados en 1947 y otros
restos anteriores.
“Además, –ha continuado Pilar Soriano–, desde
el primer análisis realizado sobre el terreno de los restos de
los individuos enterrados en 1947, se dedujo que dos de ellos
pertenecerían a individuos represaliados por el franquismo, y
uno de estos dos, además, habría sufrido una autopsia, de manera
coincidente con la historia personal de Alcorisa, tal y como se
tiene constancia en el Registro Civil”.
Levantada el acta de las evidencias
encontradas por la Policía Judicial, tal y como marca la
legislación en casos de posibles represaliados, se procedió a
verificar que los restos exhumados pertenecían a Teófilo
Alcorisa, mediante los dos estudios mencionados con
anterioridad: uno antropológico (que determinará las
características de los individuos y las circunstancias de su
muerte), y otro de ADn, que determinará la identidad, según el
comunicado.
En la exhumación e identificación ha
trabajado un equipo multidisciplinar formado por siete
arqueólogos, una osteoarqueóloga, tres antropólogos, un médico
forense y una restauradora, coordinado por la Sección de
Arqueología del Ayuntamiento de Valencia, en relación con el
Servicio de Cementerios.
Finalizado el proceso, la concejala ha
manifestado que “una sociedad madura democráticamente es aquella
capaz de mirar al pasado, asumir su historia, hacer autocrítica,
e intentar reparar el dolor causado. Estamos seguros de que
cualquier demócrata lo entiende, y desde el equipo de gobierno
ayudaremos para que así sea”.
Buscando al hijo
Pilar Alcorisa ha vivido ya ocho décadas, de las cuales, seis
las ha dedicado a buscar el paradero de su padre. Sobre todo,
tiene muchos deseos de acabar con esta pesadilla que empezó
cuando era una niña de seis años y vio con horror como la
guardia civil llegó un día a su hogar buscando a su hermano
Pedro de 26 años, entonces, 91 ahora, que se había echado al
monte de guerrillero. Fue el 14 de abril de 1947. Le dijeron al
padre que si el hijo no estaba, se fuera con ellos al
cuartelillo. El padre, agricultor, apicultor, con otros cinco
hijos en casa los mas pequeños de 12, 9 y 6, marchó con ellos.
¿Qué iba a hacer? “Fue la última vez que lo vimos”.
Hoja de Registro del libro del antiguo cemenerio civil donde
aparece Teófilo Alcorisa como muerto por “asfixia por suspensión”
Ver Imágen
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Se “ahorcó” con los cordones que no tenía
Vivían en Higueruelas, una aldea de Santa Cruz de Moya, en
Cuenca. Al padre se lo bajaron a Valencia a un cuartel, “al
calabozo de Arrancapinos”, dice Pilar. “Luego ya no sé decir si
fue el alcalde o quien que nos dijo que se había muerto,
ahorcado con los cordones de los zapatos. ¿Qué cordones? ¡Si
llevaba albarcas, no tenía cordón alguno”. Si a Teófilo le
preguntaron por su hijo, poco podía saber de su paradero, Pedro
era resbaladizo y silencioso, enrolado en la Agrupación
Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA), en pleno apogeo del
maquis.
En los papeles que no hace mucho
consiguieron, un libro mal cuidado pero que aún refleja la
historia, en la página en que figura la muerte de Teófilo
Alcorisa, se indica “asfixiado”. Pero hay más referencia a
fallecidos en esa página. “Todos figuran muertos por asfixia.
–dice Pilar- ¡Qué casualidad! Tuvo que haber una epidemia de
asfixia aquellos días”.
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Infancia cruel y aterradora
Pilar vivió con seis años una infancia aterradora, de miradas de
reojo, de un padre que no estaba cuando todo el mundo tenía y
con el peso de que algo horrible había pasado. “los niños son
muy crueles y lo viví muy mal”. Para la familia la vida fue muy
difícil “cuando mi hermano de nueve años iba al monte a por una
carga de leña, la guardia civil le paraba y le hacía preguntas o
le daba guantadas a él y a quien le acompañara”. Los registros
en casa, de noche, eran habituales. La niña que era Pilar
recuerda el miedo a tender la ropa en la calle “decían que eran
señales que hacíamos a mi hermano… No podíamos” . El hermano,
Pedro, desesperado mientras con la pena por la desgracia del
padre, por no poder ayudar a su familia, deshecha.
Libro de familia de Teófilo Alcorisa Monleón
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El destierro
“A mi madre la desterraron. Nos tuvimos que marchar. Nos fuimos
a un pueblo de Valencia donde vivía mi tía. Volvimos en 1950,
dijo mi madre que fuera lo que Dios quisiera. Luego ya en 1957
tuvimos noticias de mi hermano que estaba en Francia y nos
marchamos allí”. Pilar, su madre y algunos de sus hermanos
regresaron a España en 1975. El 20 de noviembre. “Estábamos en
la frontera con nuestros enseres cuando nos enteremos de la
noticia de que Franco había muerto. El hermano volvió más tarde,
pero estaba ya aquí el día del golpe de estado del 23-F. Debió
ver pasar toda su vida de nuevo aquella noche, como una
película. La familia salió adelante como pudo, en el servicio
doméstico, en fábricas… Se instalaron en Burjasot. Pasaron los
años, murió la madre, murió una hermana, otra enfermó. Ahora ya
son mayores. Pero nunca dejaron de buscar al padre.
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Tres años porque sí
Hasta que en el 2006, gracias al concejal socialista Matías
Alonso, del Ayuntamiento de Valencia, consiguieron averiguar
dónde estaba su padre( en el cementerio civil de la ciudad), y
con la asociación por la recuperación de la memoria histórica
comenzaron el periplo de documentación, papeleo y solicitudes
que según la ley de memoria histórica debía conducirles a
exhumar el cuerpo, identificarle y llevarle por fin a descansar
junto a su esposa Maximina Peinado.
Entregaron el expediente hace ya más de dos
años y medio. Completo. A falta de la autorización municipal.
Perdieron la subvención concedida para el equipo forense y de
paleontólogos que debe actuar en estos casos. En diciembre de
2011, casi en plenas fiestas los servicios municipales les
dieron 15 días para entregar una nueva documentación. Pagaron
200 euros para gastos. Y después nada. A las puertas del
cementerio esperando a que el ayuntamiento autorice la apertura
de la fosa.
Tres cuerpos encima de él
“No tiene sentido. No deben querer que se sepa algo. Ya no sé
qué pensar si no –repite Pilar- Son ellos los que tienen el
poder y no dejan saber la verdad. Mira con Garzón. La
ultraderecha, la derecha, ¡qué sé yo! iban a cargárselo. Está
más claro que el agua. Es una causa injusta. Bueno ¿qué harán
ahora? Si no querían a Garzón, tendrán que poner a otro juez
¿no? Pero a uno que mueva las cosas, no como hace Rita
Barberá….”
Lo enterraron el 24 de abril. En un trozo de
tierra, cerca del nicho de Blasco Ibáñez. Según los papeles que
consiguieron debe ser el de abajo del todo con tres cuerpos por
encima. Eso es lo que pone en la hojita que tiene Pilar, eso es
lo que supone encontrarán cuando al fin abran la fosa… si es que
la alcaldesa de Valencia lo consiente.
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