Domingo 14 de septiembre de 2008 |
Uno de los peores momentos de la vida de
Vicente Madrid fue cuando se encontró rodeado por guardias
civiles que le encañonaban con sus fusiles. Fue una fría
madrugada de diciembre de 1946, cuando él y su hermano, que eran
carniceros fueron a casa de un pastor de Benagéber para
comprarle ganado. Una patrulla dirigida por un sargento del
Grupo Móvil de Tuéjar siguió sus huellas en la nieve y asaltó la
casa del pastor.
“Yo llevaba encima un ejemplar de “El
Príncipe” de Maquiavelo, y el guardia que me cacheó me preguntó
que era aquel libro. “Una novelica”, le dije”. El agente se lo
devolvió sin darse cuenta que entre sus hojas había escondido un
ejemplar del periódico “Mundo Obrero” con la hoz y el martillo y
la leyenda “¡Proletarios de todos los países uníos”. “La falta
de cultura de aquella Guardia Civil me salvó la vida”, relata
Vicente.
Los guardias, tras comprobar que
efectivamente estaban comprando ganado, se autoinvitaron a
almorzar y el sargento acabó ejerciendo de mediador entre el
pastor y el hermano de Vicente en la compra de un cerdo. “Aquel
hombre no sabía que el gorrino entero, morcillas incluidas, se
lo acabaron comiendo los guerrilleros”, cuenta Vicente con una
sonrisa de oreja a oreja.
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