RAFEL
MONTANER | Valencia | Viernes 06 de marzo de 2009 |
Los expertos tardarán un año en poder identificar los restos de los ocho inhumados
El grupo Paleolab excavará la primera fosa común de la dictadura
que se abre en la Comunitat Valenciana. Se trata de una tumba
colectiva del cementerio municipal de Benagéber que esconde los
cuerpos de ocho personas asesinadas por la Guardia Civil en
marzo de 1947 durante una operación de castigo contra la
guerrilla antifranquista.
La agrupación de familiares que han formado
los hijos y sobrinos de estos desaparecidos han confiado la
recuperación e identificación de los restos a este equipo
especializado en arqueología funeraria liderado por el forense
valenciano Manuel Polo.
Polo explica que los cuerpos de tres
guerrilleros y cinco trabajadores de las obras del entonces
pantano del Generalísimo yacen “en cuatro fosas dobles que
ocupan una superficie de 14 metros cuadrados” del cementerio de
Benagéber.
Los familiares obtuvieron el miércoles el
permiso del Ayuntamiento de Benagéber para abrir la fosa y
ahora, para poder costear la exhumación, esperan lograr la
subvención de 58.359 euros que han pedido a Presidencia del
Gobierno, dentro de las ayudas para la búsqueda de desaparecidos
que prevé la Ley de la Memoria.
Detrás de este proyecto hay un trabajo previo
de dos años de investigación por parte la asociación La Gavilla
Verde y el Grupo por la Recuperación de la Memoria Histórica de
la Fundació Societat i Progrés, que han apoyado a las familias
en la búsqueda de documentos y testigos vivos del drama que
oculta la fosa de Benagéber.
Sin fotografías y con vigilancia
La intervención arqueológica para desenterrar
los restos, que durará un mes, se llevará a cabo el próximo
verano. Polo señala que “se va a realizar, por deseo de los
familiares y del equipo de trabajo, con total discreción”. Por
tanto, no se permitirá a los medios de comunicación el acceso a
la fosa ni tomar fotografías de los restos.
“Probablemente -añade- ni siquiera se informe
del inicio de la actuación”. De hecho, durante la excavación la
fosa estará cerrada por una valla y vigilada las 24 horas del
día para evitar atentados.
El paso siguiente consistirá en la
identificación de los restos a través de su estudio
antropológico y genético, que se prolongará durante un año.
Finalmente, una vez identificados, serán restituidos a sus
familias para que los reinhumen donde deseen. Dos hijos de las
víctimas que residen en Valencia ya han anunciado que los
enterrarán en los cementerios de Mislata y Landete (Cuenca).
Paleolab, que tiene un convenio con la
Universitat de València para utilizar sus laboratorios, se
bastará en hasta 9 métodos diferentes para poder identificar a
los ocho de Benagéber a partir de las edades que tenían en el
momento de la muerte.
Métodos complejos y pruebas de ADN
En este sentido Polo cuenta que para datar
con exactitud la edad de cada resto cadavérico además del
“análisis de la erupción dentaria, muy útil en individuos de
alrededor de 20 años, se analizará la calcificación de
determinados cartílagos como el tiroides, se estudiará el
desarrollo de las costillas y se someterán a pruebas
radiológicas los tejidos óseos del fémur y el húmero”.
También se fijarán en la sínfisis púbica, la
pseudoarticulación que une las dos partes del pubis. Según el
experto, la medición del desgaste de esta articulación
cartilaginosa permite “afinar con un grado de error mínimo las
edades en el momento de la muerte de personas entre los 30 y 40
años”. Por último, en los casos dudosos, se realizarán pruebas
de ADN.
Por otro lado, el estudio forense hará que
los huesos hablen sobre las torturas que hace ahora 62 años
sufrieron los ocho de Benagéber. Las fracturas por golpes o
heridas de bala podrán determinar la causa de la muerte de tres
guerrilleros y cinco obreros del pantano que fueron usados como
escudos humanos en el fallido asalto a un campamento del maquis.
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