ECHARSE AL MONTE DE ISABEL PÉREZ 

IV JORNADAS EL MAQUIS EN SANTA CRUZ DE MOYA. CRÓNICA RURAL DE LA GUERRILLA ESPAÑOLA. MEMORIA HISTÓRICA VIVA.

Santa Cruz de Moya, 2, 3 y 4 de octubre de 2003.

Echarse al monte.

Isabel Pérez.

EL PARNASO 175 6/mayo/2003.

Sánchez Cervelló coordina un amplio estudio sobre la AGLA.

Nos dijeron que la guerra acabó en 1939, pero hubo quien no se rindió. Ni cautivos ni desarmados, quedaron hombres y mujeres dispuestos a dar la vida por aquello en lo que seguían creyendo, que quisieron sobrevivir luchando y cambiaron los escenarios y la táctica. Algunos eran huidos de los últimos meses, como Rabós y Petrol, que escaparon del depósito municipal de Mas de las Matas, donde esperaban su ejecución; otros llegaron después, hacia 1944, cruzando los Pirineos con órdenes claras de organizarse, como Delicado, que ya había dirigido las guerrillas del Aude y Herault en la resistencia francesa; otros, como La Pastora se incorporaron más tarde, a lo largo de los años de enfrentamientos, movidos por el miedo o por el hambre. Por no tener donde ir se echaron al monte.

Malvivieron por meses con la esperanza de una ayuda que nunca llegó y de un entendimiento que no consiguieron. Dispersos por la geografía española, actuaron en silenciados campos de batalla que los convirtieron en enemigos de sí mismos. En nuestra provincia, los maquis, sus enlaces y puntos de apoyo se acabaron encuadrando dentro de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA). Hoy sus memorias no piden ni placas ni monumentos, tan solo ser rescatadas dignamente del olvido.

Nuevas perspectivas.

Maquis: el puño que golpeó al franquismo, figura entre las últimas publicaciones sobre el tema. Conscientes de la avalancha literaria de los últimos tiempos, sus autores pretenden superar viejos maniqueísmos y hagiografías y aportar nuevas perspectivas sobre un asunto que en absoluto está agotado: el monte como espacio recurrente en la historia de España, la sociedad campesina como principal víctima, la desestructuración de la izquierda y el dirigismo del PCE, la influencia del contexto internacional, las purgas internas, los problemas económicos, la propaganda o las acciones y versiones del aparato represor son algunos de los factores que aquí se contemplan.

Se trata de una obra colectiva, avalada por un riguroso manejo de fuentes dispares -desde los testimonios directos de los protagonistas a los informes de la guerrilla y de la guardia civil-, escrita con la delicadeza del historiador que nada quiere descuidar, porque sabe que de sus palabras se está construyendo el recuerdo. Porque cree que una historia de guerra sí que puede ser moral. Porque ya es hora de que para hablar de los maquis no haya que echarse al monte de la historiografía.

Memorias enterradas y desterradas.

A Delicado lo mataron los propios guerrilleros en 1946 en la sierra de Javalambre porque desconfiaban de su amistad con los cenetistas y con algunos miembros de la guardia civil. Una suerte parecida corrió Petrol, a quien los dirigentes comunistas acusaron de bandolerismo y aplicaron su peculiar versión de la "ley de fugas". Rabós acabó muerto por la guardia civil en mayo de 1946 cerca de La Cerollera. Pero en total fueron más de doscientos los muertos en la Agrupación, centenares también los torturados y exiliados.

No fueron mucho mejor las cosas para los que les sobrevivieron. La Pastora se separó en 1950 de una AGLA que ya agonizaba y formó una partida independiente con otro compañero, Francisco, convencidos ambos de que los esfuerzos de la Agrupación habían sido en vano. En 1954 Francisco fue abatido. La Pastora soportó dos años más la soledad del monte. En 1960 fue apresado y estuvo en la cárcel hasta 1977. Después quiso que contaran su historia.

Ficha:

Josep Sánchez Cervelló (ed.).
Maquis: el puño que golpeó al franquismo.
Flor del Viento, Barcelona, 2003.
526 págs. 27 €.