HA MUERTO UN GUERRILLERO ANTIFASCISTA - CARLOS J. VILLAREJO 

Ha muerto un guerrillero antifascista
José Manuel Montorio

Hace unos días falleció José Manuel, El Chaval, a los 87 años. Así fue conocido durante el periodo 1.945-1.952 en que a los 24 años, en plena juventud, tomó las armas contra la dictadura franquista. Era un joven ilusionado y de fuertes convicciones, seguro, como tantos, de que la derrota militar de los fascismos europeos facilitaría el final del franquismo, creado y mantenido según el modelo de los regímenes derrotados. Por eso, sacrificó su juventud y su futuro ya que después de su evacuación en la primavera de 1.952 emprendió el camino del exilio del que no volvió hasta 2004.

Desde que cruzó la frontera francesa para incorporarse a la resistencia armada y, finalmente, a la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA) se entregó de lleno y disciplinadamente a las tareas que le encomendaron pero sin renunciar nunca a la crítica de las directrices que recibía de la dirección del PCE, sobre todo cuando fue tomando conciencia del aislamiento político y social en quedó sumido el movimiento guerrillero.

Los grandes valores humanos y políticos de El Chaval quedaron para siempre reflejados en las Memorias que publicó hace dos años: ”Cordillera Ibérica”, Recuerdos y olvidos de un guerrillero. En esa obra, reflejó su entrega, su coherencia, su conciencia crítica y, por qué no, su frustración ante la retirada definitiva. Una frustración que siempre le acompañó atemperada por su profundo sentido del humor. La experiencia que vivió frente a la dictadura y la durísima represión a que fueron sometidos no le impide escandalizarse de la muerte de “cuatro niños inocentes” con ocasión del asalto —en el que no participó— a un Cuartel de la Guardia Civil y exclamar que si tras tantísimas privaciones no había muerto era porque “había un Dios y era guerrillero”. El Chaval, como tantos otros, sufrieron la brutal represión que representó el Decreto-Ley de Bandidaje y Terrorismo (18-4-1947) a quienes calificó de “gentes criminales e inadaptadas”. Ante esta forma de oposición, las fuerzas represivas acudieron de forma habitual a procedimientos extrajudiciales, a la eliminación física directa de los resistentes, pero en todo caso la norma fue concebida para esa eliminación por la vía también de la aplicación intensiva de la pena de muerte contemplada en diferentes supuestos como pena única. Represión que él simboliza en el General Pizarro y el Coronel Limia, con la colaboración de las Brigadas Sociales. En este contexto, tenía un gran valor el apoyo que la sociedad les prestaba, los “enlaces” que el recuerda con palabras emocionadas: ”Luchadores desconocidos e ignorados… de esta lucha
silenciosa y silenciada… nos siguieron abriendo las puertas de sus humildes moradas cuando llegábamos agotados de andar y muertos de hambre, empapados de agua y descalzos”. En ese recorrido por su vida, analiza acciones militares, casi siempre con precarios recursos, emboscadas de la Guardia Civil, vaivenes de la organización guerrillera y el asesinato por las fuerzas represivas de compañeros responsables que dejaban un vacío irreparable. Hasta pensar, desde su aislamiento, que “estaban solos frente al franquismo”.Pero siempre resurgió en El Chaval el profundo antifranquismo, la defensa de la democracia, que en aquellos representaba la República, y, sobre todo, la conciencia de “haber dejado debajo de las nieves de nuestras montañas y entre los naranjos y arrozales de la huerta valenciana una semilla antifranquista y democrática que germinará un día en una primavera de Paz y Justicia; en una primavera en la que los bienes de España sean repartidos de una forma mas justa y equitativa”. Mientras dicho objetivo no se cumpla, seguirá mas presente entre nosotros la presencia de su testimonio y de su memoria. Gracias y hasta siempre, José Manuel.

Carlos Jiménez Villarejo