Estimados Pedro e Iñaki:
Hoy al abrir el correo me
entero que nos ha dejado José Manuel Montorio
“Chaval” un buen compañero, un amigo, un maestro
que vivió para vivir y morir dándonos lo mejor
de sí mismo al amar y defender por encima de
todo, en España y en Chequia, en Praga y en
Borja, con su saber Ser y estar, con los dientes
y el fusil, con su humana solidaridad e
inteligencia; la tierra y la libertad, el pan y
la escuela de los niños, la casa y la vida de
los más humildes, la paz y la dignidad.
Tuve el privilegio de conocer personalmente a
“Chaval” y compartir con Él, la mesa bajo un mismo techo en Santa Cruz
de Moya en Octubre del 2008, compartir con Él, sueños de vida y de amor
y me impresiono su lucidez y entrega a los demás, su capacidad de
análisis y de sacrificio.
Hoy sólo puedo inclinarme ante la tierra que le da
cobijo y rendirle públicamente tributo por todo lo que fue, es y será,
para quienes somos los hijos y los nietos de los hombres y mujeres del
AGLA.
Rendirle tributo con estas breves palabras y un poema
dedicado en su día a Emiliano Zapata, poema que hoy rescato de la
memoria por y para José Manuel Montorio “Chaval”.
LA SEMILLA
Todo pasa en la vida,
el amor y la muerte,
y es nada la fortuna.
Que si algo queda:
es la voz y el verbo,
el valor del alma.
Que si algo queda
más allá del tiempo
es la memoria.
Es la huella eterna
del que lo dio todo
sin esperar nada.
Que si algo queda
es el sol y la semilla,
es el mar y el viento.
Es el nombre y valor
del que dio su vida
por el amor y la vida.
Con un fuerte abrazo y un beso del alma inmenso y
eterno para Chaval, para todos los chavales que han sido, son y serán.
Olivier Herrera Marín
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