EN APOYO A LA GAVILLA
VERDE.
Mercedes Yusta.
Queridos amigos y amigas:
Desde París, ciudad en la que resido desde
hace varios años, sigo con suma tristeza la polémica surgida en
torno a la organización del Día del Guerrillero por la
asociación La Gavilla Verde. Si bien el alejamiento físico me
impide seguramente contar con todos los elementos de análisis,
conozco suficientemente a muchas de las personas implicadas como
para poder expresar mi opinión, que es la de alguien que desde
hace 10 años dedica una gran parte de su tiempo a investigar,
escribir y transmitir la historia de la guerrilla
antifranquista.
En primer lugar, encuentro que en la denuncia
efectuada por Foro de la Memoria faltan importantes elementos,
aparte de las imprecisiones que se encuentran en el texto y que
son ya señaladas en la página de La Gavilla Verde. ¿Realmente
quiere La Gavilla Verde dejar de lado a las organizaciones de
exguerrilleros, como insinúa Foro por la Memoria? Me parece
sorprendente, por no decir increíble, por lo que conozco de la
actividad de esta asociación y su preocupación por dejar siempre
un lugar de preferencia a los testigos. En realidad, la labor de
La Gavilla Verde, me parece, ha consistido más bien en crear un
espacio de debate en el que cupiera tanto la investigación
científica como el testimonio de los supervivientes y la
experiencia asociativa de la sociedad civil. Y esto no es nada
fácil, y desde mi punto de vista merece aplauso y respeto. Por
otro lado, no hay que olvidar que hay otras asociaciones que han
trabajado mucho por lo que se da en llamar ahora la
“recuperación de la memoria”, y pienso en particular en AGE, que
ha hecho una labor encomiable y pionera para llevar la palabra
de los testigos a todos los rincones de España, gracias en gran
parte al entusiasmo de Dolores Cabra. El hecho, además, de que
en esta asociación participen directamente los testigos y
supervivientes le da una legitimidad que nadie puede disputarle.
Lo mismo puede decirse de AGLA, creada por antiguos guerrilleros
gracias al impulso de la historiadora Fernanda Romeu. Sin
embargo, lo que tengo menos claro es a quién representa Foro por
la Memoria, pero quizá, como digo, se deba a mi lejanía física.
La disputa actual me parece, como a otras
personas que han participado en esta polémica, más bien fruto de
diversos enfrentamientos e intereses a nivel personal que una
polémica con una base real. Sin embargo, creo que hay algo en lo
que es importante insistir. Como dice la historiadora canadiense
Régine Robin a propósito del Holocausto, la palabra de los
testigos es frágil. Siempre corre el peligro de ser puesta en
cuestión, de ser utilizada, manipulada o falseada. Para
evitarlo, tanto la investigación histórica seria como la
colaboración de los propios testigos en la escritura de esta
historia son fundamentales. La palabra de los testigos ha de
seguir teniendo un lugar privilegiado en nuestras
preocupaciones. Me parece impensable un Día del Guerrillero en
el que los antiguos guerrilleros no tengan, por encima de todo y
de todos, la voz y la palabra. No creo que sea ésta la intención
de La Gavilla Verde. Y si no lo es, la polémica carece de
sentido. En todo caso, es a los interesados (La Gavilla Verde,
las asociaciones de exguerrilleros) a quienes corresponde
dialogar y encontrar la solución que permita compaginar los
intereses de todos.
Desde aquí, por tanto, mi apoyo tanto a La
Gavilla Verde como a los exguerrilleros, y mi repulsa a terceras
partes que intenten sembrar la discordia por intereses poco
claros, como si no tuviéramos bastante con los ataques que desde
cierta derecha cavernaria se están haciendo a los intentos de un
sector de la sociedad española de dignificar y legitimar la
memoria de los vencidos de la guerra civil y los resistentes
antifranquistas.
Con mis más cordiales saludos,
Mercedes Yusta