Nada se sabe del origen
de su nombre: el Diccionario Etimológico
sólo indica "Ochovo" definición de moneda
antigua. En algunos mapas antiguos consta:
La Orchova.
Según memoria oral,
Orchova era mucho más antigua que Las
Rinconadas, y podría haber sido un lugar de
encuentro entre personajes importantes de
Moya y Alpuente, cuando este municipio tenía
una singular relevancia política. (En 1336,
el Conde de Catalunya y Rey de Aragón, Pedro
III, otorgó muchos privilegios a Alpuente.
Allí se celebraron Las Cortes de Valencia
durante el 1319 y el 1390) La torre del
Molino de Orchova, observada con atención,
no tiene nada en común con ningún molino de
estos parajes. Además, ¿para qué necesita un
molino tamaña torre? Sorprende y rompe la
armonía propia de las edificaciones del
lugar. Parece más bien una torre de
vigilancia..., un torreón...
También algunos
historiadores opinan que, más tarde, fue un
lugar de paso y de descanso para
comerciantes que, con sus caballerías, se
dirigían desde otras poblaciones hasta Arcos
(salinas, telares...).
Cerca de Orchova está el
Pino de la Legua. Según memoria oral, un
antiguo Marqués de Moya decidió ampliar el
término en esa medida. El límite de esta
ampliación lo marca el conocido “Pino de la
Legua”.
Orchova sólo se ha
encontrado en Archivos del año 1845 donde
consta como del Partido Judicial de Cañete,
término de Sta. Cruz de Moya. También, en
aquellos tiempos y, según los mismos
Archivos, Orchova estaba habitada por 13
vecinos (familias) y 56 almas.
En 1873, durante la
Guerra Carlista, pasaron por allí soldados.
No se sabe con precisión si fue lugar de
batallas, pero lo cierto es que sí las hubo
muy cerca de aquí y que bajo los campos de
labranza, frecuentemente se encontraban
muchos esqueletos humanos. Sí se sabe que
los soldados Carlistas llamaban a las
puertas de los Rentos para pedir comida y
que las madres se apresuraban a esconder a
sus hijas.... pero parece ser que nunca les
pasó nada, excepto requisarles la comida.
Delante de la Casa Grande
y enfrente de una noguera, había una Capilla
de la que todavía quedan restos. Hasta no
hace muchos años, Sta. Cruz pertenecía a la
Diócesis de Segorbe, pero parece ser que
Orchova nunca perteneció a dicha Diócesis.
Cada siete años, la Virgen de Tejeda era
trasladada a Moya. Los orchovanos sabían
que, si hubiese surgido algún problema y no
se hubiese podido llegar a Moya, la Virgen
tenía que ir al Espíritu Santo o a Orchova.
Probablemente en las
riscas, encima del río Arcos, había una
Torre de vigilancia de Moya... y también se
nombra el Castillo de la Peña Parda en los
Tabardos, que dicen fue cobijo de lo
moros... El conjunto de Orchova estaba
formado por: el Molino (3 familias), las
Casas Quemás (3 familias), las Casas Nuevas
(4 familias), la Casa del Amo (1 familia más
los guardas y las suyas) las Casas de Cañete
(4 familias, que parece que tenían mejores
tierras y vivían algo mejor) y la Casa
Grande (2 familias).
De los primeros "Amos"
que se tienen noticias y que todavía no
tenían Casa-Vivienda en Orchova, se
recuerdan los Cubeles y después los
Moraledas. Con posterioridad, vinieron los
hermanos Roselló, llamados “los
Mallorquines” porque eran de Mallorca. Esta
familia aportó algunos cambios y mejoras en
la cultura de los Orchovanos, como
enseñarles a hacer la sobrasada de Mallorca,
los flanes de huevo al horno, el turrón,
algunas conservas, etc. También trajeron de
Francia algunos frutales como pumares,
cerezos, perales, melocotoneros, etc. y
plantas de jardín como los muy apreciados
rosales de las cien hojas.
Por orden cronológico
eran: D. Pedro, D. Jaime y D. Melchor. (D.
Jaime no era hermano, sino cuñado, pero,
para los renteros, era “un Roselló” más.)
Era una familia aposentada, dedicada a los
negocios, y que, por aquella época, compraba
bosques para su explotación. D. Pedro,
además, poseía el Castillo de Requesens, en
La Jonquera (Ampurdà. Gerona). Al tratarse
de una finca fronteriza, durante la Guerra
Europea, 1914)la aprovecharon para, desde
allí comprar y vender mulos que, en aquel
tiempo, eran necesarios para el transporte
de baterías. D. Jaime viajó mucho,
probablemente por Cuba y otras Colonias,
hecho que posiblemente influyó en el diseño
y construcción de la muy conocida “CASA DEL
AMO”. Él y su esposa murieron jóvenes, en
1916, “año de la gripe”.
Quien más se afincó en
Orchova y que hizo construir la “CASA DEL
AMO” , fue el hermano mayor, D. Pedro. Él,
su mujer, su hija Juanita y su hijo Juanito,
pasaban largas temporadas en Orchova. Con
ellos vivía Conrado que era de Tortosa. De
Mallorca se trajeron mallorquines para hacer
carbón en los bosques de Orchova, ya que, en
aquellos años, era un combustible muy
utilizado, y por tanto, una importante
fuente de riqueza.
En Orchova se fueron
sucediendo distintos GUARDAS que vivían en
la misma CASA DEL AMO:
D. Guillermo (Guarda de
Montes), que estuvo con D. Pedro. Después de
éste, vino el tío Martín, que era hermano
del tío Rangleras, con su mujer, la tía
Rosa. Desde el 1919 al 1934, el tío Hipólito
y su mujer, la tía María; tuvieron cinco
hijos: Pilar, Mercedes, Emiliano, Leonida y
Ester. Después, un sobrino de la tía Conrada
que se llamaba Julián con su mujer Paca y su
hija Hortensia, hasta el 1936. Durante la
guerra, Julián marchó a Talayuelas que era
su pueblo. Entonces eran los amos el tío
Ángel y Dña. Librada que, por miedo a
represalias se refugiaron en Liria que era
su pueblo, Hasta allí, y, a escondidas, les
llevaban los pollos de la renta, pero el
resto, el trigo y demás, lo cobraron, si no
todo, parte, cuando acabó la contienda, que
volvieron a Orchova. Después de la guerra,
llegó de guarda el tío Donato de Garavalla,
con su mujer la tía Carmen y sus hijos,
Carmen, Demesio, María y Teófilo. De Aras,
vino el tío Jesús y su mujer Dolores.
Finalmente ocupó este cargo el tío Conrado,
que, al poco tiempo, ya fue guarda Forestal
del Patrimonio
Desde el año 1926,
vivieron en la Casa del Amo, como AMOS:
El cuñado de D. Pedro que
se llamaba D. José, su mujer Catalina y su
hija María Cinta, que murió a los dieciocho
años en Mallorca. En el año 1933 vino de
Liria Angel Montero Pote con su mujer
Librada que, según se decía, había sido
monja y la criada Conrada que era de
Talayuelas.
Eran tiempos muy
difíciles. No había dinero y los renteros
apenas si podían pagar en especias. Así, el
25 de Noviembre, día de Sta. Catalina, se
cogían los pollos, ya preparados, y se
ponían "en caponera", esto es, en banastos
para que no pudieran moverse y engordaran
con facilidad. Se amasaba harina de adaza y
agua y se hacían "grullos": unas bolitas
alargadas que se metían en la garganta de
los pollos y que se les obligaba a tragar. A
las tres semanas debían pesar "6 Libras del
País", tal como estaba escrito en los
contratos. Entonces, el encargado venía a
recogerlos para llevarlos a Mallorca donde
vivía el "Amo".
El último "Amo", el tio
Ángel, hizo una tala de árboles. Entonces,
un descendiente de “los hermanos
Mallorquines” le pidió un 25% de las
ganancias y él no pudo o no quiso... Hubo
denuncias, litigios.... y, al final, el
bosque pasó al Patrimonio del Estado. Fue el
principio del fin del muy castigado Rento de
Orchova.
LA CASA DEL AMO
La muy recordada y
añorada Casa del Amo, estaba edificada
encima de un pequeño montículo, más o menos
donde ahora se encuentra la Granja de
Orchova. La mandó construir D. Pedro Roselló
hace aproximadamente 90 años.
Tenía el tejado a cuatro
aguas y la fachada principal encarada al río
de Arcos. Estaba rodeada por una cerca, de
un metro de altura aproximadamente que
“protegía” el jardín y el huerto del resto
del terreno. Para acceder al jardín, se
pasaba por debajo de un arco “envuelto” de
rosas de cien hojas. Un pasillo en cuyos
laterales había más rosas, lirios, cerezos,
pumares y otros árboles frutales, conducía,
hasta una corta escalera, situada a la
izquierda. El primer peldaño estaba
agujereado por debajo, a fin de permitir el
paso del agua, que a modo de una pequeña
acequia, permitía, según la necesidad, regar
el jardín y el huerto que rodeaba toda la
casa. Después, un par de peldaños más daban
acceso al edificio propiamente dicho.
La fachada principal y la
de detrás (no las laterales) tenían una
terracita protegida por una sencilla y baja
barandilla. Justo delante de la escalerilla,
había la puerta principal, de madera
elegante, con clavos grandes, al estilo
rústico; tenía cuatro hojas que se doblaban
mediante bisagras. A ambos lados, una
ventana grande, que casi llegaba al suelo,
con persianas mallorquinas. Arriba, en el
piso, cuatro ventanas de dimensiones más
reducidas.
La puerta de entrada daba
a una sala de unos 20 metros cuadrados, que
probablemente era la estancia más importante
de la casa. En ella resaltaba el suelo, de
mosaico de estilo arabesco o valenciano, de
color rojo y gris que formaba estrellas. En
el techo, otra estrella de yeso, daba
connotaciones elegantes. A la izquierda,
según se entraba de la calle, había la
habitación del “Amo”. Al frente y justo en
medio, otra puerta daba al comedor, desde
cuya estancia se podía acceder a la fachada
posterior de la casa y también a la cocina y
despensa.
Situándose otra vez en el
vestíbulo, al fondo a la derecha, una
abertura daba acceso a la escalera, la muy
famosa y mítica escalera, que sorprendía por
su forma curvilínea y estaba protegida con
una elegante barandilla que, aunque de yeso,
estaba tan bien hecha, que aparentaba ser de
mármol. La escalera daba al primer piso que
era usado como cámara o granero. Otra vez en
la sala de la planta baja, a continuación de
la abertura de la escalera, a la derecha, el
despacho del “Amo”.La parte de detrás de la
casa, la que daba al monte, era casi igual
que la fachada principal, pero con las
ventanas de abajo más pequeñas. En el
exterior, otra terracita daba, desde el
centro, a la puerta del comedor, pero en un
extremo, en dirección a las Casas de Cañete,
la mencionada terracita tenía un cuartucho
muy pequeño y dentro algo que en aquella
época resultaba ser todo un lujo y/o
extravagancia: ¡un retrete! (Realmente era
una comuna).El huerto y jardín que rodeaba
la casa, sus rosales de cien hojas, sus
lirios, las cerezas, las pumas, etc. fueron
importadas de Francia por el “Amo”, D. Pedro
Roselló. Eran la admiración de todos los
orchovanos, ya que hasta entonces no habían
visto flores ni frutos de aquella especie.
Ellos mismos los trasladaron a la huerta de
Las Rinconadas.
De la Casa del “Amo”,
algunos recuerdan, también, las cuadras, la
casa del Guarda, etc, pero estas
dependencias fueron “añadidos” ya
posteriores a la primera y auténtica Casa
del “Amo.”Las casas de Orchova ya existían
antes, mucho antes que la Casa del “Amo”.
Además, debido a los muy reducidos recursos
económicos, eran habitáculos de extrema
sencillez. Probablemente D. Pedro decidió
construir su casa, para ser habitada
solamente como segunda vivienda y no la
construyó con demasiados materiales nobles,
pero sí le dio un aire señorial, elegante e
incluso quizás con connotaciones coloniales.
(Posiblemente, influenciado por los viajes
que su cuñado Jaime había realizado por Cuba
y otras Colonias) El estilo era algo propio
de aquella época, si la economía lo
permitía. No sabemos si quería impresionar a
“sus renteros”, pero seguro que aquel
“palacete” causó un gran impacto a todos los
habitantes del Rento de Orchova. La sala con
mosaico de colorines, la original estrella
coronando el techo, la caprichosa y elegante
escalera curvilínea, el “nunca visto”
retrete, poder tener una estancia solamente
para despacho, las flores y los frutales que
nadie debía tocar (¡como si del fruto
prohibido del Paraíso se tratara!) Todo,
todo el conjunto causó una gran impresión
entre los orchovanos. Por ello, todavía hoy,
muchos lamentan y se preguntan por qué
tuvieron que tirar aquella magnífica Casa.
Con ella se fueron muchas ilusiones, muchas
vivencias, muchos juegos prohibidos (¡bajar
por la barandilla..., entrar por la
ventana..., coger rosas de cien hojas...!)
No, no hay respuesta: La Casa ya no existe,
pero cada cual puede mantenerla bien viva en
su recuerdo!.
Poema de Gregorio Martínez Sierra.
EL MOLINO
Sigue el agua su camino,
y al pasar por la arboleda
mueve impaciente la rueda
del solitario molino.
|
Cantan alegres los molineros
llevando el trigo de los graneros.
Trémula el agua lenta camina;
rueda la rueda, brota la harina.
Y allá en el fondo del caserío
al par del hombre trabaja el río.
|
La campesina tarea
cesa con el sol poniente
Trémula el agua lenta camina;
y la luna solamente
guarda la paz de la aldea.
|
|
Con el tiempo las
sencillas casas del rento fueron
derrumbadas, quedando solamente el Molino.
LA RESTAURACIÓN DEL
MOLINO DE ORCHOVA (Narración).
... Entré primeramente a
la gran sala, donde se ubicaba el Molino
propiamente dicho. Miré hacia arriba y vi
aquellos grandes ventanales que permiten el
paso de la luz solar. La vista, bajando,
recorrió con respeto sus paredes, aquellas
piedras, sus maderas...
Ya en tierra, vi sus
ruedas y parte de la maquinaria, esperando
pacientemente su restauración... El conjunto
me pareció bello, impresionante.... Por unos
instantes no pude evitar cerrar los ojos
para así poder mejor interiorizar todo
aquello que tanto me fascinaba... Ya con los
ojos cerrados, pude contemplar cómo fue la
vida allí, en el Molino, cómo se llevaban a
cabo sus actividades, sin prisas pero sin
pausas..., sin interrupciones... A través
del impresionante silencio de Orchova, pude
escuchar el ruido de las ruedas movidas por
la fuerza del agua del río de Arcos, el ir y
venir de los molineros con los sacos
cargados a sus espaldas... Creo que incluso
pude oler la fragancia del trigo en su
encuentro con las ruedas de Molino... No,
sus paredes, sus piedras, no están muertas,
no. siguen llenas de vida, de mil recuerdos;
testigos son del paso del tiempo. Ellas
oyeron cantar y gemir, reír y llorar.
Celosamente guardan sus secretos.
Silenciosas presenciaron amores y
desengaños... Vieron nacer y morir tantas
generaciones...
Seguí recorriendo el
resto del edificio, aquellos sencillos
rincones que fueron habitáculos de sus
antiguos moradores... Desde lo más alto de
la Torre, la vista no parecía tener fin...
Agradecí primero que la
restauración se hiciera mayoritariamente con
materiales que guardan el respeto que
aquella época se merece..., pero sobre todo,
agradecí poder regresar sin tener que
despedirme del Molino, porque además de
pasado, el MOLINO DE ORCHOVA es también, ya
futuro.
EL CARBÓN
En muchos pueblos serranos
del monte sacaban carbón.
En Orchova, en mil novecientos,
se vio como una inversión
|
Don Pedro, el de Mallorca,
de su Isla trajo gentes,
juntos hicieron cuadrilla
de aquí y de allí: hombres fuertes
|
Prepararon carboneras
poniendo leña en montón
y una gran capa de tierra:
que así se hacía el carbón
|
Limpios leños de carrasca
Lentos, lentos, se quemaban
al final, entre la tierra
carbón vegetal quedaba.
|
Con el tiempo, todo cambia:
Ya no es riqueza el carbón.
Murieron las inversiones
y de Orchova la ilusión.
|
(Anónimo)
|
ORCHOVA Y LA POSGUERRA
CIVIL.
EL CERRO MORENO
Lo abrupto del terreno,
los montes escarpados, los escabrosos
barrancos, la densidad de sus bosques...
todo propició que aquellos parajes fuesen un
lugar idóneo para ser cobijo de la Guerrilla
o Maquis.
Durante el día
acostumbraban a estar escondidos allí en lo
alto, pero por la noche, cuando la luz tenue
de los candiles alumbraba las casas, bajaban
hasta los hogares del Rento de Orchova en
busca de comida y calor humano.
Para evitar que fuesen
localizados, cambiaron varias veces de
campamento... La situación fue larga y
penosa para todos... Para intentar
desarticular el grupo, a los orchovanos
solamente se les permitía cultivar sus
tierras, pero no podían vivir en las casas
del Rento. Y Orchova fue abandonada...
ASALTO AL CAMPAMENTO
DEL CERRO MORENO.
“... En la noche del 6 al
7 de Noviembre de l949, Fuerzas de distintas
Comandancias asaltaron el Cerro Moreno dando
muerte a l2 (?) Guerrilleros...”
Los hechos así fueron y
este sencillo documento no pretende ser
fuente de polémica. Solamente cabe constatar
que todavía hoy, la gente comenta que no
había constancia de que aquel grupo de
maquis, más político que guerrillero,
hubiese jamás matado o herido a nadie.
Parece claro que aquellos escarpados
terrenos, la espesor de aquellos bosques
tenía todas la características para ser
refugio de los que se oponían a aquel
Régimen. En un terreno más llano, donde el
horizonte se divisa hasta la lejanía, los
hechos no hubiesen sido tan trágicos. Sí, la
naturaleza facilitó el cobijo y los
orchovanos, rinconeros, santacruceros, etc.,
tomaron partido por unos o por otros... Hubo
posturas enfrentadas, chivatazos,
detenciones muy cruentas... No, aquí la
guerra, la temida guerra no fue tan terrible
como la posguerra. La población civil de los
alrededores recuerda con horror aquella
fraticida posguerra, envuelta de miedo y de
episodios muy violentos... hasta un punto
que nadie puede imaginarse...
Han pasado muchos años.
Con el tiempo las heridas tienden a
cicatrizarse La guerra sólo engendró horror.
En ella todos perdimos, incluso “el
vencedor”. Dejemos que la auténtica paz se
apodere de nosotros. Una paz basada en la
Democracia. Esa paz que nunca nadie debió
arrebatarnos... Mimémosla fraternalmente.
Como dijo Sánchez de
Albornoz: Nos hemos matado demasiado:
¡Entendámonos ya!
Pero ORCHOVA no es sólo
un ayer, Orchova sigue ahí. Si subes a lo
alto de sus montes, contemplarás la
inmensidad de un mar de vegetación, un
horizonte infinito... No, no condenemos a
Orchova al olvido, sus casas ya no existen
pero fue un rento con carácter propio, de
los que perduran más allá del tiempo...
Acude a un encuentro placentero con sus
parajes... Cuando llega el atardecer, el sol
no quiere retirarse sin tornar todavía más
rojiza la “Peña Roya”..., divisarás su
Molino..., respirarás hondo y presentirás
cuánto amor y cuánta guerra se vivió aquí...
Déjate acariciar por el profundo silencio
que envuelve todo el entorno..., un silencio
lleno del eco de tantos sueños perdidos...,
podrás sentirte envuelto en su misterio aquí
atrapado desde hace muchísimos años...
Nota.- Actualmente
Orchova, junto con otros parajes del término
de Sta. Cruz de Moya, tiene la calificación
de LIC (Lugar de Interés Comunitario).
LA LUNA DE ORCHOVA
Narración
Primavera
Amanece. Ayer hubo fiesta
y baile, con la acordeón, en la Casa Grande,
pero hoy es lunes y, de buena mañana, ya
todo Orchova se incorpora al trabajo.
María se ha levantado
feliz, pero no quisiera salir de casa.
Piensa que hoy todos la mirarán.
-Madre, mejor me quedo a
preparar el puchero...
Su madre la mira con ojos
sonrientes, mientras le acaricia el pelo...
-Como quieras, iré yo a
ayudar al abuelo...
En el campo, muchos están
preparando el huerto: Es Primavera, tiempo
de futuro, tiempo de vida. Antonio está
sembrando patatas con su padre. Es un
muchacho de veintiséis años, corpulento y
trabajador, pero hoy no parece que se quite
el trabajo de encima. Su padre le increpa:
-Va, Antonio, que ¡ni tan
sólo has hecho un surco! ¡Pareces dormido!
Sí, posiblemente lo está.
Antonio se casó ayer mañana, y ahora lo
recuerda; fue una sencilla ceremonia; por la
tarde, todo Orchova tomó chocolate en la
Casa Grande. Al llegar la noche, él y su
reciente esposa María se retiraron a su
humilde habitación, apenas separada por un
tabique de la de su abuelo. A Antonio y
María les gustaba aquella habitación: Una
cama que había sido de sus abuelos, con un
cubre-cama de su madre, el arca que María
bajó de la cámara y que aseó con esmero, la
silla que Antonio compró en Torrijas...En la
cabecera, una Virgen de Tejeda sacada de una
calendario...No tienen nada más... Pero
tampoco ambicionan nada. Allí, entre las
cuatro paredes está su mundo: él y ella...
-¡Antonio! ¡Las patatas!
(Su padre lo devuelve a la realidad...)
-Sí, padre, pero luego...
Ahora tengo que ir un momento a casa...Se me
olvidó darle un recado a María...
Su padre sabe muy bien
cuál va a ser el recado para María...También
sabe que hoy tendrá que hacer el trabajo de
Antonio y el propio. Recuerda cuando su
mujer y él se casaron, ya hace treinta
años...Mira cómo su hijo se dirige hacia Las
Casas de Cañete...Sonríe (¡Su Antonio ya
casado!) y deja que, lentamente, la juventud
y todas las sensaciones de su hijo, le
impregnen también a él...
Cuando llegue la noche,
la luna les hablará en voz baja, temerosa de
romper el encanto:
Antonio y María; en
Orchova hay vida!
Antonio y María ¡una
nueva semilla!
Verano
Han trascurrido unos
años. Hace mucho calor y es un verano
especialmente duro. No son tiempos alegres.
Atrás quedaron las noches de baile con la
acordeón y las risas de los niños. En la era
de Las Casas Quemás, mujeres y ancianos
trillan. Juana y su padre arrean los machos.
Su hijo pequeño va con el botijo a buscar
agua. Allá, en el Molino, abuelos y niños
cargan, con dificultad, las talegas de
trigo. Se necesitan todos los brazos para
sacar adelante la cosecha. Hoy más que nunca
Orchova es una gran familia.
¿Y los hombres? ¿Dónde
están los hombres de Orchova? Se fueron.
Algunos nunca volverán. Otros quizás pero
¿cuándo? ¿Hasta cuándo durará esta
sangrienta Guerra Civil? Nadie lo sabe. De
tanto en tanto llegan noticias
confusas...Hay desconcierto, sufrimiento,
dolor...Aquí, en el Rento, la guerra va
desenvolviéndose de un modo distinto...El
frente está lejos, sí, pero...
Cuando anochece, La Luna
ilumina el río, la huerta, el bosque....¡los
bosques de Orchova! Y la Luna presiente, se
entristece, se estremece...
Juana, su padre y su hijo
se recogen. Están muy cansados, pero ninguno
lo comenta. El niño se adelanta para
encender el candil y se queda dormido
apoyado en la mesa. El abuelo avía los
animales y Juana prepara el hervido. Cenan y
se acuestan pronto, mañana volverán a
madrugar.
Juana se deja caer en la
cama. Una cama de matrimonio que ahora le
resulta demasiado grande. Con un gesto
inútil, alarga la mano buscando a José...y
llora.
La Luna la mira y la
consuela:
-Confía, él regresará, sé
fuerte.
Juana, has de ser
valiente...
Sí, al terminar la
guerra, José regresará, pero solamente será
el principio de otra historia. Los montes de
Orchova serán cobijo para unos y lugar de
persecución para otros.
¡Y Orchova allí en medio.
Emboscadas, miedo,
muerte...
Y la gente sencilla,
sufriendo!
Otoño
Las cepas teñidas de
verde, amarillo y marrón indican que es
tiempo de vendimia. Ya, de buena mañana, la
familia entera se apresura a recoger los
dorados racimos. Saben que deben aprovechar
al máximo la jornada porque, cuando el Sol
se ponga, deberán regresar a dormir a
Rinconadas. Hace tiempo que les está
prohibido dormir en Orchova. ¡Ir y venir
cada día! Los más pequeños se entretienen
jugando con el barro en la ribera del río de
Arcos. Sus padres van llenando los banastos.
El abuelo, sacando fuerzas de no sé dónde,
también. Tiene la espalda muy curvada y se
protege una hernia con una faja negra
arrollada a la cintura. Nació en Las Casas
Nuevas ya hace muchos años. Antes de que
anochezca todavía quiere acercarse a recoger
las uvas de la parra de la puerta. Ama mucho
a su Orchova y, a su modo, es feliz. Sólo
hay una cosa que le entristece: Su nieto
mayor, que ya camino de los quince años, no
quiere trabajar la tierra. De reojo, el
abuelo lo mira: a menudo se pierde detrás de
los juncos o se tumba a la sombra de la
frondosa higuera napolitana. El abuelo se
siente traicionado. Después dirige su mirada
hacia su hijo y su nuera que parecen
incansables, llenando los banastos. Y
desafiando el futuro se dice: Es muy
joven...¡seguro que cambiará!
Pero no es cierto. No le
dieron tiempo para cambiar.
El ir y venir cada día de
Rinconadas a Orchova resultó muy fatigoso
para todos.......
y Orchova fue abandonada.
Y La Luna, lloró en
silencio.
Invierno
Los copos se van
depositando en el suelo hasta formar un
manto que lo cubre todo. Un manto que se
mantendrá blanco pero estéril: No hay
pisadas que lo ensucien. Tampoco hay risas,
ni llantos, ni vida...sólo silencio. Un
silencio sólo roto por el soplo del viento
que resulta especialmente helado este
invierno. ¡El invierno de Orchova! Soledad.
Hay rumores de que quizás
Orchova se pondrá a la venta..... Tristeza.
Los rumores llegan hasta
La Luna.
¡La Luna de Orchova!.
Por la noche, cuando su
resplandor ilumine tanta belleza olvidada,
La Luna gemirá y gritará:
...”Rentero, atiende:
¡Orchova se vende!”
Pero será inútil. Sólo el
eco le responderá...
Los abuelos ya se fueron.
Los mayores emigraron
allá lejos...
A los niños no se les dio
tiempo para aprender a amar Orchova...
..........Y La Luna
callará.
Si alguna vez, por la
noche, te acercas a Orchova, no la oirás
hablar:
¡Enmudeció para siempre!
Autores: Rosa Giner y Adolfo Pastor
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