El pasado 7 de noviembre, como se lleva haciendo
desde hace doce años, La Gavilla Verde organizó una cita con la memoria
histórica y el paisaje de Santa Cruz de Moya: la subida a Cerro Moreno.
El encuentro tuvo lugar a las nueve y media de la mañana, en la entrada
de Santa Cruz. Allí, los veteranos en esta marcha organizaron la salida
y acogieron a todas aquellas caras nuevas que les acompañarían en el
camino hacia el monte y el recuerdo. La acostumbrada emoción de los
gavilleros se mezclaba con la intriga de los que se enfrentaban por
primera vez a algo desconocido para ellos. Ambos grupos cargados de
ilusión y ganas de comenzar el camino.
El recorrido hasta Orchova se hizo en coches, una vez
allí, el grupo se dividió entre los que querían continuar a pie, y los
que, por diversos motivos, preferían hacerlo en vehículo. A los primeros
se les dio una serie de indicaciones para que supieran el camino que
debían seguir. Volvimos a juntarnos todos en la fuente de Los Tabardos,
donde almorzamos juntos una vez llegaron los senderistas.
Avanzaban más rápido de lo esperado, se notaba que en
el grupo destacaban los jóvenes. Llegaban cargados de energía, con
rostros que todavía no denotaban cansancio. Fue el momento de tomar las
primeras fotos grupales antes de despedirnos de nuevo para seguir cada
uno por un lado y volver a encontrarnos ya en el cerro. Los que fuimos
en coche tuvimos un tramo de camino complicado, lleno de baches y
pendientes empinadas hasta el lugar donde aparcamos para continuar
andando. Fue un alivio alejarse del ruido de los motores para avanzar en
contacto directo con la naturaleza y el sol de medio día. Media hora
después llegamos a nuestro destino.
En seguida nos pusimos a buscar el campamento donde
se habían escondido los guerrilleros que habitaron aquel lugar. Los
miembros de La Gavilla ya lo habían encontrado otras veces, pero cada
año se repetía la aventura de la búsqueda, pues siempre resulta difícil
recordar el sitio exacto donde se encontraba. Mientras tanto, llegó el
resto del grupo que había hecho todo el camino andando.
Cuando estuvimos todos en el campamento, observamos
los restos de latas, el conjunto de piedras apiladas, en las que se nota
la mano humana, se abrió el debate de la función o la finalidad para la
que habrían colocado esas rocas, y Adolfo explicó los hechos y el asalto
de la Guardia Civil. Posteriormente abandonamos el campamento y volvimos
al claro donde se encuentra el mástil con la bandera republicana. Nos
dispusimos a comenzar la comida para reponer fuerzas antes de volver a
casa. El acto acabó con las palabras del presidente de La Gavilla y el
discurso de Adolfo recordando a las personas castigadas por apoyar a los
guerrilleros. Todos ellos, luchadores que el régimen político de su
tiempo se esforzó en eliminar e ignorar, despreciando su esfuerzo y su
dedicación por conseguir la vida y el país que querían y que les habían
arrebatado.
Noviembre de 2015
Begoña Gorgues.-
|